Un hombre recorre China con su novia de cartón.
Sin lugar a dudas un anhelo de cualquier persona es viajar por el Mundo con su media naranja, Gustavo Adolfo Bécquer dijo en una celebre frase: “El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo”, si no fuese por que Bécquer falleció en 1870 hubiésemos pensado que se inspiró en esta extraña pareja conformada por un hombre y su novia de cartón. Este recorrió China fotografiándose con su extraña pareja de papel reciclado. Nadie puede negar que estas fotos sean realmente extrañas y nos llevan a preguntarnos por el grado de veracidad de esta pareja y de los extraños laberintos de la mente humana que habitan en la mente de este simpático personaje. ¿Llamar la atención o extraña pasión? This is the question.
2 comentarios:
Les cuento de una pareja muy rara que leí en la web: Erika y la Torre Eiffel. Erika es una norteamericana de San Francisco que sufre la enfermedad de enamorarse de objetos, ya que los siente como cosas vivas. Pues bien, después de haber tenido relaciones con un arco de tiro y el Muro de Berlín, hace dos años llegó al paso de casarse "oficialmente" con la Torre Eiffel, a la que prometio amar y respetar por todos los años de su vida. Imaginamos (no es seguro) que la Luna de Miel fue en París.
UNA PAREJA EXTRAÑA! LES CUENTO!!
Carl Tanzler y Helena Hoyos. Carl fue un radiologista nacido en Alemania quien trabajo en el Hospital Marine, ubicado en Cayo Hueso (Florida). Desarrolló una enfermiza obsesión por una joven cubana de nombre María Elena Helen Milagro-Hoyos, una paciente convaleciente de tuberculosis, la cual terminó muriendo poco después debido a la enfermedad. Tanzler sustrajo su cuerpo de su tumba dos años después de su entierro y la llevó a "vivir" con él durante 7 años hasta que fue descubierto. Tanzler unió los huesos con alambre y ganchos para ropa y lleno las cuencas vacías con ojos de vidrio. Como la piel del cuerpo se encontraba en un avanzado estado de putrefacción, Tanzler lo reemplazo con tela de seda empapada en Yeso de París. Cuando el pelo comenzó a caerse del cráneo por descomposición del cuero cabelludo, Tanzler ideó el utilizar una peluca que previamente Hoyos había usado y que su madre le había facilitado poco después de su funeral en 1931. Tanzler llenó la cavidad abdominal y el pecho con harapos para que mantuviera la forma original y el cuerpo de Hoyos, vestido con medias, joyas y guantes, fue colocado en la cama del radiologísta. Carl utilizó copiosas cantidades de perfume y desinfectantes y agentes preservadores de tejidos para enmascarar el olor y retrasar los efectos de la descomposición del cadáver.
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